Archivos Mensuales: junio 2010

La mirada de Cristo te limpia

Limpias, el Jordán de Cantabria (1870.8 km)

Santander - Limpias (52.6 km)

Limpias es un municipio de la comunidad autónoma de Cantabria y situado en el curso bajo del Valle del río Asón. Limita con los municipios de Voto y Colindres al oeste, Laredo al norte, Liendo al este y Ampuero al sur.

El río Asón, a su paso por el municipio de Limpias se transforma en ría (Ría de Limpias), hasta su desembocadura en el Mar Cantábrico. Según antiguos documentos, el pueblo de Limpias aparecía antiguamente con el nombre celta de Coabab o Koabab. Se supone que con anterioridad al siglo XII, Coabab formaba parte de una serie de territorios de una antigua tribu celtíbera. Ya en el año 1201, el Rey Don Alfonso VIII y en virtud del fuero concedido a Laredo, la población de Coabab pasó a formar parte del vasallaje de Laredo.

El desarrollo histórico de este pueblo se vio favorecido a partir del siglo XV por su situación geográfica al convertirse en uno de los puntos clave que unían el puerto de Laredo con la ciudad de Burgos.

Un “tesoro escondido” en el nombre

Limpias 2 (Angel Paz)

Existen principalmente dos versiones respecto al moderno nombre de Limpias:

Cantabria fue en la antigüedad la puerta al mar para Castilla. Las mercancías que se transportaban por barco: trigo que bajaba por el puerto de los Tornos, nueces y castañas de los montes de Cantabria, etc., se depositaban en el ribero de Coabab para su limpieza, que a su vez hacía de puerto. Con el tiempo y la constante tarea de limpieza, quizá la comodidad del habla dejó en segundo plano el nombre de Coabab y dio paso al nombre de Limpias.

Parece ser que antiguamente la población de Coabab fue famosa por sus aguas termales, aguas sulfhídricas templadas, de excelentes propiedades, que se empleaban con gran acierto en combatir enfermedades cutáneas. El preciado líquido procedía de tres fuentes de aguas potables de excelente calidad y de un manantial de aguas minerales. Una de estas fuentes o manantiales que aún discurren, es la “Fuentenilla”, que se encuentra en la carretera que lleva a la villa de Seña. Tal vez estas “límpidas aguas”, aguas cristalinas de dichos manantiales, pudieron dar paso al apócope de Limpias.

Por donde se mire, pues, esta ciudad nos habla de limpieza y nos evoca al todavía lejano Río Jordán. En sus aguas recibió el Señor el bautismo de manos de Juan. Sus aguas bañan espiritualmente nuestros corazones y traen hasta nosotros suavemente, como un barquito de papel fletado por la manos de un niño, las palabras de Jesús: “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios” (Mt 5, 8). Limpias es lugar para ver a Dios, pero sobre todo para que Él te mire.

El Cristo de Limpias

La ermita de la Piedad, ya citada en 1708. La Ermita de San Roque, reedificada en 1757. La Ermita del Patrocinio, construida hacia 1769. Son como tres puntos de oración en nuestro camino hacia la Iglesia parroquial de San Pedro, en el barrio de Rucoba. Allí nos esperaba el Autor de la bienaventuranza, el Autor de la limpieza.

Santuario del Santo Cristo de la Agonía

Fue en la antigüedad Monasterio y hacia el año 1500 se comienza a construir y convertir en iglesia, con el transcurso de los años fueron añadiéndose capillas, hasta formar un templo de tres naves. El edificio de piedra, como se ha dicho, consta de tres naves con bóveda de crucería gótica tardía. La entrada principal es una portada de estilo herreriano con un retablo de piedra de dos cuerpos y de diseño novedoso en la época. El altar y retablo mayor fue construido en el siglo XVIII sustituyendo al antiguo retablo. El templo alberga numerosas obras artísticas, la escultura de mayor relevancia es sin duda El Santo Cristo de la Agonía.

La iglesia fue construida a principios del siglo XVII por el maestro Francisco de Hazas, en estilo gótico tardío y renacentista. Se le añadió una gran portada barroca en 1664. Muy posterior es el soportal adosado a la fachada.

El crucifijo es una meditación de los sufrimientos de Nuestro Señor que presenta a Jesús en los momentos finales de Su agonía. La imagen del Cristo es de tamaño natural. Mide seis pies de altura y esta colocada sobre una cruz de 2.30 metros de alto. Los brazos aparecen blandos y relajados como los de un hombre que los abriera sin esfuerzo y sus dedos índice y angular, en ambas manos están extendidos como si estuvieran dando la bendición final…

Santo Cristo de Limpias

Su rostro tiene una expresión indescriptible, de una belleza particular: posa su mirada hacia el cielo y, según el punto de vista de donde se mire, la expresión es distinta, no solo de dolor, sino de oración y contemplación al Padre. Colocadas a ambos lados del Cristo se encuentran otras dos imágenes: La Virgen Madre Dolorosa y San Juan, el Evangelista.

Apenas se conoce el origen de esta preciosa imagen. Se cree fue venerada en Cádiz en la Iglesia de los padres Franciscanos y que al esta ser derrumbada por unas inundaciones, la imagen del Cristo pasó al oratorio de Don Diego de la Piedra, caballero profeso de la Orden de Santiago. Cuentan que un maremoto amenazó la ciudad de Cádiz, el pueblo cristiano sacó en procesión las imágenes mas veneradas en la ciudad, las aguas se detuvieron y comenzaron a retroceder solo ante la Santa imagen del Cristo de la Agonía. En vista del prodigio, el pueblo agradecido pidió que la imagen del Santo Cristo fuera puesta en veneración en alguna de las Iglesias de Cádiz.

Don Diego fallece para el año 1755 no sin antes otorgar en su testimonio diversas cláusulas en las que recuerda a su villa natal de Limpias. La parroquia se convierte en el Santuario Del Santísimo Cristo De La Agonía.

A partir del 30 de marzo, de 1919 se corrió a los cuatro vientos que en Limpias sucedían eventos extraordinarios. Decían que la hermosa imagen del Santo Cristo movía sus ojos, dando la sensación de un cuerpo vivo, que palidecía, sangraba y sudaba. Empezaron a venir peregrinos de todas partes del mundo.

El primero en ver el prodigio fue el Padre Antonio López, un profesor del Colegio San Vicente de Paúl que se encontraba en la villa: "Un día en el mes de agosto de 1914, fui a la iglesia con el motivo de instalar una iluminación eléctrica en el altar mayor. Me hallaba solo en la iglesia subido en una escalera apoyada sobre un andamio improvisado recostado sobre la pared que sirve de trasfondo a la imagen del Cristo Crucificado, y después de dos horas de trabajo, empecé a limpiar la imagen de forma que esta pudiera verse más claramente. Mi cabeza quedaba al mismo nivel que la del Cristo, (…) y después de un largo rato de trabajo, detuve mi vista en los ojos de la imagen y observe que los tenía cerrados. Por varios minutos lo vi con toda claridad de manera que dudé si habitualmente los tenía abiertos. (…) Las fuerzas me faltaban; perdí el balance, desfallecí y caí de la escalera del andamio hasta el suelo, sufriendo un gran golpe. Al recobrar el sentido pude confirmar desde donde me encontraba que los ojos de la imagen del crucifijo permanecían cerrados… Abandoné rápidamente la iglesia contando el hecho a mi comunidad. Minutos después de abandonar la iglesia, me encontré con el sacristán (…) que ya había escuchado que el Santo Cristo había cerrado sus ojos en mas de una ocasión."

Pensando que el movimiento que había visto en sus ojos se debía a algún tipo de mecanismo, el sacerdote profesor le restó importancia a la visión y se dio a la tarea de examinar la imagen minuciosamente. Pudo confirmar que esta no posee ningún mecanismo y que sus ojos están tan firmemente fijos, que ni siquiera el presionarlos fuertemente pudieron hacer que se movieran. Esto lo comprobó una y otra vez.

A petición de sus superiores, el Padre Antonio escribió el relato de todo lo acontecido manteniendo prudencia por orden de su director espiritual. No fue hasta el 16 de marzo, de 1920, un año después de los tantos milagros de 1919, que esta declaración se hizo publica.

A principios del año 1919 se llevaron a cabo las misiones en la Parroquia de Limpias. En el último día de la misión, mientras el sacerdote celebraba la Santa Misa, dando una Homilía basada en las palabras de Prov. 23:26:, otros dos sacerdotes se encontraban en los confesionarios. Una niña de 12 años entró en el confesionario y comunicó al sacerdote que la imagen del Santo Cristo tenía los ojos cerrados. El sacerdote pensando que esto era producto de la imaginación de la niña, ignoró lo acontecido hasta que otros niños se le acercaron relatando el mismo acontecimiento. (…) Subió el párroco con una escalera de mano hasta la Santa Imagen tocando el rostro y el cuello con un pañuelo y pudo comprobar que la imagen respiraba, confirmando el hecho mostrando a los allí presentes sus dedos humedecidos.

La segunda manifestación ocurrió el 13 de abril, de 1919 en Domingo de Ramos cuando dos hombres prominentes de Limpias se acercaron al altar dudosos de lo que allí acontecía y considerando los hechos de histeria colectiva y alucinación; al acercarse pudieron presenciar los ojos y la boca del Cristo moverse. Simultáneamente cayeron de rodillas pidiendo perdón y clamando por misericordia.

La tercera manifestación tuvo lugar el 20 de abril de 1919, un Domingo de Resurrección en presencia de un grupo de Hermanas religiosas de la orden de Las Hijas de la Cruz quienes presenciaron los ojos y la boca de Santo Cristo moverse mientras rezaban el Santo Rosario.

A partir del 24 de abril del mismo año las manifestaciones se repitieron casi diariamente, y como era de esperarse la iglesia se mantenía abarrotada de gente que deseaban presenciar el milagro. (…)

Peregrinaciones de todas partes empezaron a llegar a la villa de Limpias. Para el año 1921, el número de peregrinos superó al del Santuario de Lourdes. Entre los peregrinos, llegaron principados, cardenales, arzobispos desde México, Perú, Manila, Cuba y otras naciones. Los archivos contienen sobre 8,000 testimonios de personas que atestiguan las manifestaciones. 2,500 de estos testimonios fueron dados "bajo juramento". Entre los testigos se encontraban miembros de órdenes religiosas, sacerdotes, médicos, abogados, profesores, catedráticos, oficiales, mercaderes, ganaderos, no creyentes y hasta ateos.

(…) Las manifestaciones milagrosas del Santo Cristo no fueron las únicas reportadas, han habido también muchas sanaciones milagrosas. Para julio del año 1920, hubo más de 1,000 curaciones certificadas por los médicos. Muy pocas de estas sanaciones tuvieron lugar en Limpias, mas bien cuando los peregrinos regresaban a sus casas y se ponían en contacto con objetos que habían tocado el crucifijo.

El obispo de Santander, diócesis a la cual pertenece Limpias, introdujo el proceso canónico el 20 de julio de 1920. Un año y un día después, fueron dadas indulgencias plenarias por un período de 7 años a todos aquellos fieles que visitaran el Santo Crucifijo.

(…) En la actualidad los Padres Paúles se encuentran a cargo de la Parroquia\Santuario tratando de seguir la línea de sus antecesores y dignos párrocos del clero secular. Además de la vida ordinaria de una parroquia se procura siempre fomentar el culto al Santísimo Cristo.

Todos estos relatos se podrían concluir con un reporte muy breve, redactado por un periodista relatando los hechos ocurridos en su presencia: "Pude percibir movimientos de la quijada, como si estuviera pronunciando pocas sílabas con Sus labios. Cerré mis ojos fuertemente y me pregunté a mi mismo: ¿Qué habrá dicho? La respuesta no se hizo esperar, desde lo mas profundo de mi corazón pude escuchar claramente estas palabras tan significativas y ungidas, "ÁMAME".

Es por esta razón que Nuestro Señor realizó tantas maravillas ante los ojos de creyentes y no creyentes. En Limpias EL demostró la agonía de Su muerte y la magnitud de Su amor por nosotros, no solo para evocar sentimientos de compasión y arrepentimiento, pero también para pedir, mas bien suplicar que Le amemos en respuesta.

Desde el Calvario de Limpias de nuevo resuenan en mi corazón las palabras del Maestro: “Mujer, ahí tienes a tu hijo. Hijo, ahí tienes a tu Madre” (Jn 19, 26-27). Y doy gracias al Señor porque no sólo me ha permitido acoger a María en mi vida. Más bien es Ella la que me ha acogido en esa su “casa” de Nazareth que es su corazón de madre.

A su escuela de santidad os encomiendo. Allí nos vemos.

El Peregrino Ruso

Total hasta Jerusalén      Más de 10.000 kilómetros

"Hoy"                           +53.2 kilómetros

Distancia recorrida              1870.8 kilómetros

Distancia restante                          Más de 8096.2 kilómetros

Próxima parada                 Universidad de Deusto (Bilbao)

Fuentes:

www.corazones.org

Wikipedia

www.cantabriajoven.com

www.pueblos-espana.org (Fotos de Ángel Paz)